Con productos frescos y sin nada de pretensiones la comida griega forma parte de una cultura que respeta el producto desde su origen. Es por eso que cada alimento es apreciado por sus propiedades y sabor. En esta ocasión hicimos un “take out” en Gyaros Estiatorio, para conocer un poco más sobre las bondades de la cocina griega.
La belleza de Gyaros Estiatorio radica en la calidez de los espacios; mesas de madera, paredes azules y la vegetación que te aleja del ajetreo de la ciudad. Siempre respetando los espacios para la comodidad de los comensales.
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Iniciamos el viaje por el mediteraneo con una ensalada griega: pepino, aceituna kalamata y queso feta; sabores frescos que no necesitan presentación. En la carta destacan los Gyros; emparedados de carne envueltos en pan pita, los cuales se popularizaron durante los años 70´s.
Nosotros probamos de carne: que es una mezcla de res y cordero con paprika y Tzatziki; pero también puedes pedir el kebab de pollo con arroz y verduras asadas o su «gyro» vegetariano a base de berenjena, hummus y soya.
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Gyaros Estiatorio sin duda sorprende el paladar con la intensidad de sabor en cada platillo, comida sustanciosa que alimenta el alma. Recordemos que la comida griega se enfoca en compartir con grandes multitudes, siempre rodeados de celebraciones y sobremesas que te dan el tiempo de platicar el resto del día.
Por eso en Gyaros Estiatorio las porciones están pensadas para compartir y poner al centro todos los acompañamientos que le aportan frescura a la carne. Tabulé, babaganoush (berenjena asada con ajo), Htipiti (pimiento rojo con queso feta), y papas griegas al limón.
Sin duda este lugar será perfecto para disfrutar en casa o directamente en el restaurante.