San Gabriel de las Palmas es una hacienda que data de 1529 cuando por órdenes de Hernán Cortés se comenzó a construir con la técnica española de bóvedas de medio cañón, y muros semicirculares, que servían como monasterio de la orden franciscana. Este hermoso lugar es una de las haciendas en Morelos que debes tener en tu bucket list.
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Ubicada a tan solo hora y media de la ciudad, San Gabriel de las Palmas es una hacienda llena de historias, ya que fue el cuartel de Emiliano Zapata durante la Revolución Mexicana. Es por eso que su encanto reside en sus increíbles estructuras y muros que resguardan el paso de los años entre miles de leyendas. Esta hacienda también cuenta con espectaculares jardines y una cascada dentro de la propiedad, la cual se puede escuchar desde las habitaciones, creando un entorno de armonía único.
Cuenta con diversos estilos de suites, resaltando en belleza las presidenciales y las master suites, ya que cada una cuenta con amenidades de lujo que las hacen únicas. Villa Don Jorge es una suite en honor al último propietario de la hacienda, la cual tiene, elegantes muebles de época, jacuzzi con alberca privada y climatizada, desayunador y área de lectura al aire libre.
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De esta misma categoría la suite Alamanda, destaca por su arquitectura colonial, y por su alberca climatizada la cual se divide en dos secciones, una en el interior de la habitación y otra con vista a los jardines. En las master suites destacan elementos como jacuzzi o tina en la habitación, terrazas, desayunadores con vista a los jardines y al camino de las palmas. Además una de las suites tiene una cama labrada a mano y una chimenea medieval.
En la parte holística su spa es uno de los más hermosos, ya que se encuentra enclavado entre los jardines. Cuenta con tratamientos de relajación con aceites y esencias tibias, piedras y gemas, compresas herbales, elementos con cuarzos, masajes de pies, manos y cráneo y su tratamiento estrella de fango, agave y tequila, que dura alrededor de 50 minutos y mejora el tono y la textura de la piel.
