Muchos lo admiran y otros no tanto, pero independientemente de su papel como político y dictador mexicano, no se puede negar que Porfirio Díaz fue uno de los personajes más importantes del país. También es bien sabido que el Castillo de Chapultepec es uno de los recintos más destacables de la Ciudad de México, que si bien fue habitado por algunos presidentes, no siempre fue una de las principales viviendas de Porfirio Díaz. Aquí te contamos más sobre la casa que Porfirio Díaz habitó durante los últimos años de su vida.
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El Porfiriato fue una época que se caracterizó por la permanencia de Porfirio Díaz en la presidencia, lo que resultó en una suplantación de las garantías establecidas en La Constitución y el uso de la fuerza militar ante descontentos sociales, pero también en un crecimiento económico y auge cultural. Este último se visibilizó a través de la activación de diversos sitios de interés patrimonial en la CDMX, uno de los más importantes el Castillo de Chapultepec.
Fungiendo su labor de ese entonces como residencia presidencial, el Castillo de Chapultepec fue la vivienda oficial de Porfirio Díaz alrededor de 30 años, aunque más como casa de verano que como hogar permanente. En realidad, este último se ubicaba en el Centro Histórico de la Ciudad de México, específicamente en la calle de Cadena No. 8 – que ahora se conoce como Venustiano Carranza –, reconocida como uno de los sitios más antiguos y tradicionales de la capital.
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Antes de ser la casa de Porfirio Díaz, esta vivienda hospedó también a Simón Bolívar durante su estancia en México, para convertirse en hogar del político mexicano hasta el año de 1878. Aquí habitó con su esposa Carmen Romero Rubio, lo que era conocimiento general de la población mexicana, que se enteraba de las andanzas del general debido a sus salidas constantes y el movimiento que se veía alrededor de la casa.
Se dice que la casa era bastante bonita, con cinco grandes patios y gran parte de su diseño interior a cargo de Don Antonio Rivas Mercado; en algún momento se planeó la creación de una sala de armas, aunque el proyecto nunca logró concretarse. La casa fue de los últimos sitios que pisó Porfirio Díaz en la Ciudad de México antes de su exilio en 1911, demolida a mediados del siglo XX y reemplazada primero por el Centro Corporativo Bancomer, para después convertirse en un negocio local y estacionamiento público.