Aunque parece que hubiera sido ayer, ya pasaron tres años desde la apertura de Casa Prunes, y en este tiempo el lugar ha ganado una fama bien merecida por el diseño de sus espacios, la excelencia de su cocina y la creatividad de su barra. Como suele ser el caso de los sitios que terminan por convertirse en clásicos, la innovación es una prioridad absoluta que constantemente reinventa las experiencias que pueden vivir sus comensales, sin perder el sello y la identidad del lugar. Estas son algunas de las razones por las que amamos Casa Prunes, y un recordatorio de por qué volvemos siempre que podemos.
La ubicación: una casona original de la Roma
El que hoy es uno de los restaurantes más vanguardias de la ciudad, en su momento también lo fue en términos de urbanización. Sucede que el edificio se construyó en 1916, cuando la Roma apenas comenzaba a desarrollarse, y fue una de las primeras casas de la zona. Hoy en día, su fachada de formas onduladas y relieves de cantera representativos del Art Nouveau y su interior articulado alrededor de un patio con reminiscencias de Art Deco son el escenario de la potencia gastronómica de la CDMX en su máximo esplendor, con un ambiente bohemio y elegante que delinea la experiencia.
Otro de los grandes atinos de los espacios de Casa Prunes —además de un interiorismo moderno con guiños a las estéticas más retro— es su versatilidad. Para empezar, puedes elegir sentarte en alguno de los salones interiores, o bien decantarte por el patio central, con un techo retráctil ideal para una noche romántica sea cual sea el clima. Si prefieres algo un poco más íntimo, puedes reservar el privado o descubrir el cigar lounge en el segundo piso. Incluso es posible agendar una experiencia personalizada en el speakeasy ‘Crank’ o en la Mesa del Chef —perfecta para clases de cocina, catas o simplemente cenas especiales con el chef cocinando directamente frente a ustedes—.
La cocina: cosmopolita y generosa
Basta con mirar el menú de Casa Prunes para sentir que puedes recorrer el mundo en una sola cena. Desde las croquetas de jamón serrano y el espectacular milhojas de papa brava —la experiencia sensorial es completa, pues el crunch en cada mordida es un agasajo absoluto que amenaza con volverse adictivo—, hasta la Hamburguesa Prunes con Wagyu y pulpo, pasando por las pastas frescas y los esquites que sirven como guarnición. Por supuesto, los postres artesanales no dejan caer la experiencia, cerrando con broche de oro con una ‘mandarina’ refrescante y apapachadora a la vez.
Por otro lado, la cocina del chef Aaron Mizrahi no solo apuesta por la generosidad de las porciones —difícilmente saldrás de ahí con hambre—, sino también por la consideración con el planeta. Como ha sido el caso de muchos de los restaurantes más renombrados del país en los últimos años, Casa Prunes asume su responsabilidad dentro de la cadena de consumo a partir del cuidado de la calidad y trazabilidad de los ingredientes.
La mixología: reconocida por su originalidad
Casa Prunes es un proyecto liderado por el famoso mixólogo y empresario Micca Rosseau, de modo que no resulta demasiado sorprendente que la coctelería sea uno de los puntos más fuertes del lugar. De hecho, detrás de esta barra se formó Israel Barón, ganador del tercer lugar mundial en la competencia World Class 2023. Desde tragos clásicos —con un ligero twist— como un Negroni o una Margarita, hasta menús especiales que cambian periódicamente para presentar tragos nuevos e innovadores, este es un gran lugar para quienes prefieren acompañar la charla con un buen drink.
Su coctelería reconocida y multipremiada es el resultado de una pasión insólita por la experimentación. El sello de esta mixología de autor es precisamente la originalidad detrás de cada coctel, la cual no deriva solo de un discurso, sino de las técnicas y los ingredientes que emplean. De hecho, en la parte de arriba del restaurante cuentan con dos laboratorios dedicados a la elaboración de re-destilados, kefires, kombuchas, fermentos, hielo y garnituras que mantienen a Casa Prunes a la vanguardia de la mixología, incluso en una ciudad donde cada vez hay más bares con propuestas únicas.
Uno de nuestros grandes favoritos es el Eskimo Irlandés —ultra recomendado por el personal de la barra—, un tributo a los clásicos eskimos callejeros, pero preparado con Bourbon, Jameson, licor de plátano, horchata y helado de café. El resultado es un trago brutalmente reconfortante que es el cierre ideal de cualquier comida y que endulza la sobremesa de la manera más deliciosa posible. Si vas próximamente, te alentamos a probar el menú de bebidas de temporada inspirado en redes sociales, especialmente el Emoji —Mitcher’s, vino tinto, Campari con coco tostado, earl grey, pimienta rosa, limón amarillo y jarabe de canela con azafrán—.
El servicio: la joya de la corona
Finalmente, no podemos dejar de hablar del excelente servicio y de la preparación impecable del personal de piso de Casa Prunes. Desde recomendaciones hasta descripciones detalladas de los procesos de preparación de cada plato, los meseros están preparados para responder cualquier duda que tengas, pues han rotado por la cocina y la barra y conocen de primera mano cómo opera cada rincón del restaurante. Al final del día, este tipo de detalles terminan por hacer toda la diferencia entre comer en un lugar, y vivir la propuesta del lugar.
¡Coman, disfruten y compartan!