Este espacio escondido en el bosque, ofrece productos de temporada recolectados en la zona por los mismos asistentes.– Si eres de los que no pueden resistirse a la idea de escaparse de la ciudad para disfrutar de un festín al aire libre, tienes que conocer la experiencia de CUBO, que promete una conexión entre la naturaleza y el misticismo de estar ubicado en una zona otomí. Así cada asistente disfruta de una comida al aire libre, más actividades recreativas como: una caminata en el bosque, recolección de hongos, hierbas y verduras en un entorno fuera del ajetreo de la ciudad.
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CONOCE LA PROPUESTA DE CUBO
CUBO está ubicado en Santa Ana Jilotzingo, Estado de México; rodeado de bosque y con apenas unos rayos de luz entre árboles, se encuentra la residencia, en la cual se hacen todas las experiencias. Todo comienza con el fuego, ya que la comida o la mayoría de ella se cocina en leña, y cada invitado decide en qué ayudar durante el proceso.
Como la experiencia gira en torno a las temporadas, este proyecto hizo una alianza con COMA.MOS un colectivo integrado por Carlos Téllez del Restaurante Lucio, Elías Ahumada de Metro Cacao y Anais Martínez. La dinámica consiste en invitar a diversos chefs, o personas del medio gastronómico, que ofrezcan algo más que solo comida. La primera ‘residencia’ (que lleva este nombre porque los chefs o invitados se quedan en el lugar una noche antes de su evento), se hizo con los chefs de Tierra Adentro.
También tuvieron de invitados a los chicos de Fat Boy Moves y a Suculenta de Oaxaca, quienes compartieron sus conocimientos en conservas y fermentos dentro del menú en colaboración con el chef Carlos Téllez. Para este año la primera fecha está planeada para el 23 de enero, a cargo de Sexto colectivo. La segunda el 30 de enero con Maizajo, en donde habrá un taller de nixtamalización.
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Normalmente la experiencia comienza en el restaurante Lucio, donde los asistentes disfrutan un pequeño desayuno con pan, café y fruta. De ahí son llevados a CUBO para comenzar con las actividades al aire libre (incluido un ritual otomí del fuego) y la comida de cuatro a cinco tiempos con maridaje incluido. Todo acaba alrededor de las cuatro de la tarde, para regresar a las 5 aproximadamente. Sin duda, una experiencia que debes probar, para salir de la rutina de manera segura.