El Gran Hotel de la Ciudad de México, construido en 1526 y ubicado en una esquina prestigiosa con vista al Zócalo capitalino, es uno de los rincones con mayor esplendor, elegancia y distinción del centro histórico. Famoso por su arquitectura estilo art nouveau, -caracterizado por el uso de líneas sinuosas, onduladas y asimétricas, inspiradas en las formas orgánicas de la naturaleza-. En su interior también resguarda elementos ornamentales de la época Virreinal y del Porfiriato, como un lujoso candil que luce en la entrada, pisos de mármol y antiguos elevadores en el lobby. Sin embargo, la verdadera pieza estelar de este legendario edificio, es una deslumbrante cúpula vitral que adorna el techo con un juego de luz y color.
Se trata de un vitral estilo Tiffany, considerado como uno de los cuatro vitrales más grandes del mundo, -los otros se encuentran en París y en San Petersburgo-, declarado Patrimonio Cultural de la Nación y considerado como obra de arte por el Instituto Nacional de Bellas Artes, cuenta con más de 20 mil piezas de vidrio de colores, y fue diseñado por el artista Jacques Grüber, ensamblado en Francia y traído a México en 1908, para decorar lo que en ese entonces era el Centro Mercantil, la tienda departamental más grande de América en aquella época, y que serviría para cautivar la atención de todo aquel que mirara hacia arriba.
El estilo Tiffany consiste en armar enormes rompecabezas de vidrio, pero no vidrios de un solo color, sino combinaciones de colores, como manchas parecidas al impresionismo, que sirven para la gradación de la luz. Se hace sobre vidrio no opaco, de color intenso y las imágenes que vemos en la superficie de los vitrales, se pintan a mano. Por lo regular lo hace un experto especialista en el arte del dibujo y la pintura. Cada pantalla de Tiffany es una obra de ingeniería de la geometría y del diseño. La pieza del Gran Hotel se caracteriza por el uso de formas vegetales abundantes y entrelazadas, coloridas, con guirnaldas brillantes y hojas aisladas. Una preciosa herencia porfiriana que podemos seguir contemplando en nuestros días.
Cantinflas, Agustín Lara y María Félix, son algunas de las personalidades que quedaron cautivadas por la elegancia y fastuosidad de esta pieza multicolor, tanto que solían visitar el hotel para llevar sus reuniones en el lobby. Actualmente, el vitral se ilumina por las noches con 150 lámparas y cualquiera puede visitarlo de forma gratuita en cualquier hora del día. Puedes aprovechar a desayunar o comer en ‘La Terraza Gran Hotel’, que cuenta con una espectacular vista panorámica del centro histórico y ofrece diversas y deliciosas opciones de gastronomía mexicana.
