DAO: El templo asiático 'foodie' más divertido de la CDMX

17 de junio del 2018

El día de hoy tenemos ganas de rebasar toda frontera y transportarnos directo hacia la bella isla de Japón sin la necesidad de tomar un avión o siquiera de salir de la CDMX. ¿Cómo es eso posible? Fácil, en uno de los lugares más cool y divertidos de Santa Fe: Dao Sushi & Asian Kitchen. Este templo para los foodies amantes del sushi y la comida asiática no solo se distingue por su esplendorosa propuesta gastronómica –ideada y dirigida por Chef Daniel Ovadía– sino porque se encuentra localizado en un lugar en donde la prioridad es crear experiencias inolvidables para ti, tu familia y/o amigos.

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Dao se encuentra dentro de Alboa Prime Santa Fe, un sitio en donde la gastronomía, el entretenimiento, la tecnología audiovisual, la vida nocturna, los conciertos, los juegos, la arquitectura y la diversión de alta calidad son los ejes principales. Desde el primer momento de tu llegada, comenzarás a maravillarte con sus enormes pantallas por doquier –incluso encima del bar y las barras de sushi–, además de que su música y sus cómodas sillas, gabinetes, sillones y áreas privadas te harán sentir como si estuvieras en casa.

Aquí podrás optar por llevar a cabo una partida de billar, de boliche, de backgammon o incluso de ajedrez, para posteriormente saciar tu apetito en uno de los tres restaurantes distintos disponibles en las instalaciones: Cranker, Terraza y por supuesto DAO.

El equipo de Food and Pleasure tuvo el placer de visitar este último restaurante y la verdad es que lo consideramos un must si eres fanático de la gastronomía asiática y por supuesto de pasar horas y horas de diversión –en Alboa Prime el tiempo pasa volando–. Lo primero que probamos, fueron unos edamames con salsa kimchi y Bonito en hojuelas. Lo sorprendente de este platillo fue que además de delicioso, ¡literalmente se mueve! Todo producto de las hojuelas deshidratadas, que al ponerse en contacto con el calor crean una reacción –que aún no terminamos de entender– el resultado es increíble.

Unos minutos más tarde, el amable personal del lugar nos llevó una selección especial de makis: Onigiri Dao con bubu arare, Salmón Eneldo, Banana Roll, Remolacha Roll y Akame Mamenori. Todos destacaron por la frescura de sus ingredientes y por el contraste de sabores que pasaban por lo salado, lo dulce –en el caso del Banana Roll– y –hablando de texturas– por lo crujiente, en el caso del Remolacha Roll que preparan con betabel crujiente y atún spicy.

Al poco tiempo llegaron los tacos de lechuga rellenos de cachete de res con kimchi y hongo shiitake, servidos dentro de una vaporera de bambú y cocinados de forma que la carne se deshace en la boca mientras el kimchi le otorga ese toque asiático que tanto nos encanta. En el segundo nivel de la vaporera, nos encontramos con un dumpling de carne molida de cerdo y masago. Una delicia que atrapa en su interior los jugos de la carne, conservando todos sus sabores.

DAO se caracteriza además por tener una excelente barra de mixología, por lo que acompañamos nuestra cena con un DAO Martini, preparado con vodka, jazmín y sake de durazno. Posteriormente, llegó frente a nosotros la segunda vaporera, la cual albergaba en su interior unos fideos al curry con camarón y pimientos que nos transportaron directo hasta Japón. En su segundo nivel, contaba con un magnífico Beef Curry con arroz blanco, inspirado en la tradición tailandesa y elaborado con carne de res y una salsa a base de curry, leche de coco y agua de coco.

Ninguna comida está completa sin la sopa, y en esta ocasión fue la Clay Pot de Short Rib la encargada de reconfortarnos con sus sabores orientales, su carne perfectamente cocinada, sus cubos de tofu, sus verduras y su arroz. Una gran alternativa para los días lluviosos en la Ciudad de México.

El postre va al alma y no al estómago, y es por ello que siempre tenemos un lugar especial reservado para todo lo que tenga que ver con dulce. En DAO, nos deleitaron con un Brownie de chocolate con helado de plátano y un pastel helado de té verde que sencillamente son los imprescindibles si no puedes vivir sin un poquitín de azúcar después de tus comidas. Sin embargo, aquel platillo que cerró con broche de oro nuestra visita fue definitivamente la cubeta de paletas heladas de naranja, jengibre y chocolate blanco. Si el espectáculo del nitrógeno líquido no te conquista, su contraste de sabores definitivamente lo hará.