Hay historias de amor que trascienden la barrera de lo sensible, que se consolidan como proyectos que nacen del corazón y la concordancia afectuosa, y que resultan en increíbles espacios de carácter cálido y cordial. Ese es el caso de los restaurantes Sonia y Lo De Julio, pareja culinaria de la Juárez encargada de compartir comida sincera y reconfortante. Si bien Sonia lleva ya un par de años destacando por su atmósfera sofisticada, ahora comparte calle con su pareja más casual y desenfadada: Lo De Julio. Para conocer más sobre este increíble restaurante de cocina rioplatense que recién abrió sus puertas en un pequeño rinconcito de la Juárez, sigue leyendo.
¡Coman, disfruten y compartan!
Se dice que toda buena relación necesita cierto equilibrio y balance; hablando de parejas gastronómicas en la CDMX, Sonia y Lo De Julio se llevan el premio mayor. Ambas son propuestas caseras e inspiradas en la historia familiar de sus fundadores – Sonia siendo la abuela de alta sociedad, y Julio su pareja rebelde y desenfadada -, pero con una diferencia de carácter que trasciende hasta su cocina.
En Lo De Julio no existen trucos ni acciones a escondidas. Busca ser un restaurante estilo cantina de alta cocina, accesible y modesto, con un menú de comida rioplatense – de Argentina y Uruguay – que se permite influenciar de sabores y técnicas internacionales. Sus platos, elaborados en su mayoría al rosticero, son el claro ejemplo de cómo se puede lograr sutileza culinaria desde la sencillez y perfección técnica.
Una de las intenciones de Lo De Julio es convertirse en el lugar de todos los días, aquel al que siempre se regresa por el buen sabor de boca que deja. Por ello, su espacio se adecúa a las ocasiones casuales y a las charlas largas, ofreciendo música amena, una cocina abierta de barra completa, y una atmósfera cantinera de servicio amigable y cariñoso.
En su menú encontrarás cosas ricas a un precio justo. Para promover la cultura enológica local, así como ofrecer opciones de buena calidad alejadas de la pretensión, cada una de las etiquetas en su selección de vinos se encuentra por debajo de los mil pesos mexicanos. Lo De Julio también cuenta con una carta de coctelería concisa, concentrando variedad de cócteles simples y de pocos ingredientes, nombrados desde jergas de barrio latinoamericano; el ‘Chamullero’ es uno de los favoritos de la casa, elaborado con mezcal Ojo de Tigre, jarabe de maracuyá, ginger ale, limón y menta.
Para comer, existe un menú ejecutivo – a precio de amigo – que incluye agua del día, entrada, plato principal y postre. Si quieres pedir a la carta, te recomendamos comenzar compartiendo platos al centro de la mesa. Su porchetta fría con encurtidos y pan casero es una excelente opción, marinada con aceite de aceitunas que le da un especial sabor añejo. También puedes probar sus arancinis de calabaza con alioli y parmesano, servidos sobre un suave romesco de pimiento morrón rostizado y con un exquisito toque de casa italiana.
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La propuesta de Lo De Julio se siente casera y bien hecha, como cocina de barrio modernizada y especializada en transferir la esencia de cada uno de sus productos base. Uno de sus platos más tradicionales y disfrutables a la mesa es su pollito rostizado – la estrella del menú -, puedes pedirlo con un side de coles de bruselas y aderezo de mostaza dulce, puré de papa rústico, puré camote rostizado, o papitas cambray con brócoli.
Para absorber completamente su influencia internacional, prueba también sus sorrentinos de espinaca con tocino y crema de parmesano, su choripán con chimichurri y chips de camote, su torta ahogada de carnitas de cerdo en salsa verde, o su infalible milanesa de res con jitomate al eje. Ninguno te defraudará.