Sí, todos están hablando del nuevo Papa León XIV, pero mientras las miradas están puestas en el futuro del Vaticano, vale la pena voltear a ver su pasado, especialmente ese que guarda en sus pasillos llenos de arte, historia y asombro. Pues seamos creyentes o no, el Museo del Vaticano es una parada obligada si te interesa el arte, la arqueología o simplemente entender un poco más de la historia de la humanidad. A lo largo de los siglos, los papas no solo lideraron la Iglesia Católica, también fueron grandes coleccionistas, y gracias a eso hoy podemos caminar por uno de los complejos museísticos más impresionantes y visitados del mundo. Desde esculturas romanas hasta obras maestras del Renacimiento, este rincón del Vaticano tiene algunas de las obras más famosas del mundo, y es tan poderoso como cualquier misa en la Plaza de San Pedro.


Te puede interesar: El panteón donde descansa Benito Juárez hoy es uno de los museos de arte funerario más antiguos de la CDMX

¿Cómo nació uno de los museos más importantes del mundo?
Antes que nada, hay que aclarar que no se trata de un solo museo: lo correcto es decir Museos Vaticanos, porque en realidad es un conjunto de museos ubicados dentro de la Ciudad del Vaticano. Todo comenzó en 1503, cuando el recién nombrado Papa Julio II decidió trasladar su colección privada de esculturas al Patio Octogonal, que hoy forma parte del recorrido. Con el tiempo, otros papas fueron sumando más piezas y expandiendo estas colecciones, muchas de ellas gracias a una tradición muy italiana: las grandes familias solían formar colecciones privadas de arte –y muchas veces, esas familias también tenían algún cardenal que terminaba siendo Papa–. A eso se sumaron hallazgos de las catacumbas romanas y descubrimientos de excavaciones arqueológicas en suelo romano, lo que enriqueció aún más el acervo. Todo fue creciendo hasta que en 1771 los museos se abrieron por primera vez al público.


Todo lo que puedes ver en el Museo del Vaticano
Como ya decíamos, el Museo del Vaticano está compuesto de diferentes museos temáticos, edificios pontificios, galerías, monumentos y jardines. Entre sus joyas más famosas está, por supuesto, la Capilla Sixtina, con los impresionantes frescos de Miguel Ángel, incluida la bóveda y el icónico Juicio Final. Puedes recorrer las Estancias de Rafael, cuatro salas decoradas con frescos del propio Rafael sobre los discípulos; visitar el Museo Pío-Clementino, el primero de todos, que conserva esculturas legendarias como el Apolo de Belvedere y el Torso de Belvedere; o perderte en la Galería de los Mapas, donde gigantescos frescos topográficos de Italia cubren las paredes. También está el Museo Gregoriano Egipcio, con momias, sarcófagos y objetos del antiguo Egipto; el Museo Chiaramonti, lleno de esculturas romanas; y la Pinacoteca Vaticana, con obras de Leonardo da Vinci, Caravaggio, Giotto y muchos más.


Del arte moderno a carruajes papales: las otras joyas del Vaticano
El sitio también reúne la Colección de Arte Religioso Moderno y Contemporáneo que incluye obras con temas religiosos de artistas como Van Gogh, Gauguin, Chagall, Dalí y Picasso. El Pabellón de las Carrozas, con antiguos carruajes papales y papamóviles; el Museo Filatélico y Numismático, donde verás todos los sellos y monedas del Vaticano; y la famosa Escalera de Bramante, una espiral monumental que se usa para salir del museo. Para cerrar con broche de oro, está la Biblioteca Vaticana, una de las más importantes y antiguas del mundo, con más de un millón de libros y tesoros como el Codex Vaticanus, uno de los manuscritos bíblicos más antiguos que existen.


Horarios, precios y algunos consejos para tu visita en el Museo del Vaticano
El Museo del Vaticano está ubicado justo al norte de la Plaza de San Pedro, aunque la entrada principal se encuentra a unas cuantas calles, en Viale Vaticano. La entrada general cuesta 20 euros, unos 435 pesos mexicanos, aunque es gratuita para niños menores de 7 años y personas con discapacidad. Abre de lunes a sábado, de 8:00 a 20:00 horas, y un dato importante: el último domingo de cada mes la entrada es gratuita. Se recomienda reservar tus boletos en línea con antelación, ya que suele haber largas filas. También puedes contratar una visita guiada si quieres conocer más a fondo la historia detrás de cada sala. Solo toma en cuenta que hay un código de vestimenta: nada de hombros descubiertos, camisetas sin mangas o ropa muy corta. Y como las colecciones son enormes, se recomienda dedicar al menos 3 o 4 horas para recorrerlo con calma. Eso sí, lo que vas a ver ahí hace que cada minuto valga la pena.


¡Viaja, disfruta y comparte!