Sabemos que la etiqueta de Pueblo Mágico por sí misma augura lugares cargados de historia, arquitectura imponente, paisajes naturales extraordinarios, gastronomía exquisita y artesanías preciosas, pero cuando se trata de atracciones turísticas, Papantla se pinta solo. Y es que este Pueblo Mágico cerca de la costa veracruzana es famosísimo por muchas razones, como los Voladores de Papantla, la zona arqueológica de El Tajín, y por supuesto, la vainilla. Por si necesitas un recordatorio para hacer tus maletas y lanzarte a recorrer el pueblito de la vainilla, aquí te dejamos algunas razones por las que deberías visitar Papantla.
¡Viajen, disfruten y compartan!
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Por su centro histórico
Tu primera parada apenas llegar a este pueblo mágico es el centro histórico, empezando por el mural que decora el kiosco en el Parque Israel C. Téllez, representativo de las raíces totonacas de la región. Frente a este se encuentra la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en cuyo atrio encontrarás un gran poste en el que los Voladores de Papantla realizan su famosísimo ritual cada hora. Muy cerca se encuentra el Monumento de la Vainilla, el cual narra la leyenda del origen de la vainilla, una flor sagrada para la cultura Totonaca.
Para ver en vivo a los Voladores de Papantla
Este ritual ha perdurado por más de 800 años, y es un testimonio vivo de la cultura Totonaca para pedir lluvia durante los largos periodos de sequía. La ceremonia es un verdadero espectáculo, en el que cuatro danzantes y un caporal —el encargado de dirigir la danza al ritmo del tamborcillo y el flautín— ascienden hasta lo alto de un poste de madera y se lanzan hacia el vacío, girando mientras descienden lentamente hasta llegar al suelo.
Por sus sitios arqueológicos
A menos de media hora de Papantla se encuentra uno de los sitios arqueológicos más famosos de México: El Tajín. Esta ciudad Totonaca fue construida entre los siglos IX y XIII, y es conocida por sus impresionantes estructuras arquitectónicas, como la Pirámide de los Nichos y la Cancha de Juego de Pelota (la más grande de Mesoamérica), y su complejo sistema hidráulico. Un poco menos conocida, pero no por eso menos relevante, es la Zona Arqueológica de Cuyuxquihui, cuyos vestigios sugieren que esta fue una ingeniosa fortaleza que se servía también de la orografía del terreno para protegerse de ataques de enemigos.
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Para visitar el Parque temático Takilhsukut
El objetivo de este parque temático es conservar y difundir la cultura totonaca. A través del Centro de Artes Indígenas, se articulan diversas escuelas dedicadas a enseñar las artes, oficios, costumbres y tradiciones de este pueblo, como la memoria y sabiduría de los ancianos, la manufactura de bordados, la extracción de tintes naturales, los métodos ancestrales de la alfarería, la música y las ceremonias sagradas. Te recomendamos visitar Takilhsukut un sábado, pues son los días en los que se organizan más actividades.
Por su gastronomía
Como el resto de la gastronomía jarocha, la cocina papanteca es variada. El guajolote en mole papanteco (más dulce que, por ejemplo, en mole negro de Oaxaca) destaca entre los más típicos, así como el zacahuil y las enchiladas de pipián. En cuanto a los tamales, puedes probarlos de frijol, de acoyotl y los tradicionales de masa colada. Por supuesto, la estrella son los dulces de vainilla, que se pueden encontrar en nieves, atoles y demás creaciones que te recordarán a cada momento por qué este ingrediente es la metonimia de este Pueblo Mágico.
Por sus cultivos de vainilla
Finalmente, no podemos dejar de incluir en esta lista una obviedad: los cultivos de vainilla. Esta flor sagrada para los Totonacas es también uno de los elementos más representativos de la región. El parque Eco Park Xanath es una reserva natural en el que podrás conocer todo sobre la vainilla, desde su cultivo, las dinámicas sociales que se generan a partir de ella, y por supuesto, su uso en diferentes recetas y su sabor. Ofrecen tres tipos de tours: uno solo por los cultivos, otro que incluye una degustación, y otro que te cuenta un poco más sobre la elaboración de artesanías en la zona.