Tout Chocolat es un espacio en Av. Amsterdam donde los conocimientos y la técnica se concentran en un ingrediente: el chocolate. Ellos logran resaltar la elegancia del cacao jugando a través sabores y texturas. Es una chocolatería donde podrás disfrutar no solo de postres excepcionales, como crème brûlée, tartas y pasteles, sino que podrás acompañar tu velada con una extraordinaria taza de café recién preparado.
Incitando a todos los sentidos, puedes pasar por la agradable avenida y oler el chocolate a la distancia. Con la vista podrás admirar desde afuera su taller de chocolate para enamorarte de este y a continuación, entrar a la chocolatería. Podrás escuchar a un experto que te ayudará a elegir lo que más satisfaga tu antojo. Después, será a través del tacto que tocarás el chocolate: sentirás su cremosidad y no podrás resistirte a colocarlo en tu boca. Así, en este momento, teniendo una experiencia multisensorial, degustarás el chocolate como nunca antes lo habías hecho.
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Cómo en Tout Chocolat las experiencias con chocolate lo son todo, ofrecen un menú de cenas exclusivas que cambian trimestralmente según el chef invitado. Estos meses, acompañando a Luis Robledo, el chef de Tout Chocolat, está Eduardo Morali de Grupo Pangea. Participando como Chef de Desarrollo Culinario en Pangea, restaurante dentro de los 50 Mejores Restaurantes de Latinoamérica en la lista San Pellegrino, tiene una visión creativa y arriesgada. Ha trabajado en Eloise y Loretta para incorporarse recientemente con González Beristáin a este grupo restaurantero top de Monterrey.
La cena, en la que el chocolate es el hilo conductor, se compone de cinco tiempos. Inicia con una delicada tarta de foie gras con jamaica y chocolate. Esta se acompaña de poro y avellana tostada. Las notas de chocolate son sutiles, a manera de introducción, pero la cremosidad de la tarta y el balance de sabores es excepcional. En la degustación se maridó con un vino dulce de Pago del Vicario, un merlot español de cosecha tardía que por su complejidad aromática crea la perfecta mancuerna.
Para continuar, un betabel rostizado en costra de sal y cacao fue la agradable sorpresa al paladar. Con un equilibrio de texturas, marida muy bien con el vino dulce.
La estrella de la noche fueron los agnolotti (una pasta rellena parecida al raviolo) de camote con salsa de fondue, aceto balsámico de 25 años y amaretti. Es de esos platillos que, si fuese socialmente aceptable, lamerías el plato. En este tiempo se nota la elegancia del menú y las complejas técnicas que utilizan los chefs. El maridaje se hace con Relámpago, un vino mexicano joven del Valle de Guadalupe. Sus notas salinas y su acidez hacen sinergia con la textura cremosa de la pasta.
El plato fuerte fue un pato añejado con miel de cacao, puré de apionabo y mole de naranja con cacao. Este platillo llega a la cima de los sabores: tiene dulce, salado, ácido, amargo y umami; todo en balance. Junto con Relámpago, hacen que esta cena sea una experiencia culinaria de alta calidad.
Obviamente, el postre es el momento estelar para presumir la especialidad de la casa. Esto se logra con una tarta de cacao y almendra, terminada con un mousse (¡perfecto!) y un helado de leche. Las palabras se quedan cortas para describir este postre maravilloso y lo mejor sería que lo descubras por ti mismo. Se maridó con un Brut d’Argent, un vino espumoso rosado de Pinot Noir proveniente del Valle de Loira en Francia.
A manera de una elegante despedida, la experiencia finalizó con una trufa de 70% cacao, una de las favoritas en Tout Chocolat. Demostrando así su enfoque en la calidad y los detalles. Al visitar esta chocolatería de altísimo nivel, ya sea si vas por una pieza, un postre o una cena, tendrás una chocolatosa y memorable experiencia.
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