Este rincón en medio de la selva de Jalisco parece sacado de un sueño. Llegar es toda una aventura: hay que tomar un taxi de Puerto Vallarta a Boca de Tomatlán, y después ir en lancha hasta el pueblito costero de Yelapa. Una vez ahí, un viaje en mula hacia la cima de la colina, abriéndose paso entre la vegetación indómita de la costa del Pacífico hasta llegar a Verana, un hotel boutique que brota de entre los árboles y se mimetiza con el entorno a la vez que recibe a sus huéspedes con todo el lujo y las comodidades que podrías desear en un lugar como este.
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Son diez cabañas las que conforman este hotel, cada una con una personalidad y experiencia totalmente únicas. La mayoría está equipada para hospedar a dos personas a la vez (aunque el hotel tiene una capacidad máxima de 28 visitas), para consentirte en una aventura romántica en la que la naturaleza infunde vida, pasión y una emoción revitalizada a todos los vínculos. Sin embargo, para grupos más grandes se ofrecen espacios como la Pool House —con dos habitaciones totalmente abiertas hacia la selva, el mar y, por supuesto, la piscina privada— y Casa Piedra —también con dos habitaciones, pero cerradas y con una gran terraza privada con vista al océano—.
Los paquetes de experiencias y actividades están diseñados para llevar tu estancia en Verana a otro nivel. Desde picnics en una playa secreta y cenas románticas a la luz de las velas, hasta un baño romántico en medio de la jungla y expediciones marinas para avistar ballenas, aquí puedes apapachar cada deseo de tu corazón aventurero. La gran especialidad del hotel son las lunas de miel y las bodas (se pueden organizar eventos con hasta 50 invitados).
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Sobre la comida no tienes que preocuparte ni por un momento, pues entre las amenidades del hotel se encuentran el restaurante (con un plan de comidas que puedes adquirir por separado que incluye desayuno, comida y cena) y un bar coqueto y con una barra muy completa, además de la alberca, una pequeña biblioteca, un spa con una enorme variedad de tratamientos, e incluso una pequeña tienda de regalos. Aunque la idea es sumergirse en la naturaleza y olvidarse de la vertiginosidad de la vida cotidiana, sabemos que siempre es bueno tener WiFi y señal de teléfono.
No es de sorprender que este proyecto haya nacido de la imaginación de dos románticos dedicados al cine, específicamente al diseño y producción de sets de películas en Hollywood. Como ellos mismos lo mencionan, Verana es un lugar que se abrió paso fuera de la imaginación de los dueños, para echar raíces en este punto mágico en las playas de México. Este espíritu espontáneo, creativo y determinado —la serendipia en su máximo esplendor— se cuela por todos los rincones del hotel y promete darle un giro muy especial y lleno de aventura a tu escapada romántica.
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