Mucho antes de que Tenochtitlán emergiera del lago como la gran capital mexica, ya existía Culhuacán, una ciudad-estado que floreció en las faldas del Cerro de la Estrella y que hoy forma parte de la alcaldía Iztapalapa. Hoy se le conoce como el Ex Convento de Culhuacán, pero bajo sus muros coloniales late el corazón de esta ciudad ancestral, fundada alrededor del año 600, es decir, casi medio milenio antes de que se fundara Tenochtitlán. Un lugar que no solo vio pasar frailes y sacerdotes, sino también a los primeros pueblos que empezaron a trazar la historia del Valle de México. Este histórico sitio se encuentra a unos pasos de la estación del Metro Culhuacán, junto al mercado local de Iztapalapa, y hoy funciona como museo. Es administrado por el INAH y alberga un valioso legado arquitectónico, histórico y cultural.


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Mucho antes de Tenochtitlán, ya reinaba Culhuacán
Pero antes de hablar del museo, vale la pena entender por qué Culhuacán fue tan importante en su época. No solo era una ciudad, sino que también funcionaba como un centro ceremonial clave. Ahí se rendía culto a los dioses del agua y la fertilidad. El Cerro de la Estrella, que ellos conocían como Huizachtépetl, era su sitio sagrado. Entre los años 900 y 1000, Culhuacán se consolidó como una poderosa entidad, y junto con Tula y Otumba, conformó el núcleo de lo que más tarde fue el Imperio Tolteca. Para cuando los mexicas fundaron Tenochtitlán, Culhuacán ya tenía una larga historia como un centro político, religioso y cultural bien establecido. Su linaje era tan respetado en la región, que los propios mexicas buscaron legitimarse a través de alianzas matrimoniales con la nobleza culhuaca. De hecho, se dice que varios gobernantes de Tenochtitlán tenían vínculos ancestrales con esta antigua ciudad.


De centro ceremonial a Ex Convento de Culhuacán
Después, la historia de Culhuacán dio un giro con la llegada de los conquistadores y los primeros evangelizadores. Debido a la importancia que había tenido esta ciudad, los españoles no tardaron en elegirla como el lugar ideal para levantar uno de los primeros conventos sobre los templos indígenas. Fue así como, en 1560, los frailes fundaron el convento dedicado a San Juan Bautista y el monasterio de San Juan Evangelista, pensado como un espacio para enseñar la lengua y las costumbres religiosas. El Ex Convento de Culhuacán es considerado una verdadera joya arquitectónica: es uno de los dos únicos edificios que se conservan en la CDMX desde las primeras décadas del siglo XVI. Sus muros fueron levantados con roca volcánica, y en su interior aún se pueden apreciar pinturas que retratan escenas de la vida de Cristo, santos y frailes, realizadas con una delicadeza por artistas indígenas. En su momento, el complejo también contaba con un atrio amplio, un cementerio, una huerta, un manantial y hasta un molino de papel.


Qué hay en el Museo Ex Convento de Culhuacán
Hoy, el Museo Ex Convento de Culhuacán sigue guardando ecos de su pasado ceremonial: en sus salas se exhiben piezas prehispánicas, muchas de ellas halladas durante excavaciones o donadas por los propios habitantes del pueblo. El museo cuenta con seis salas de exposición donde se resguardan representaciones de deidades como la diosa del maíz y un impresionante mascarón de Tláloc. También hay objetos que narran la época virreinal, como libros de registro de bautismo. La iglesia, aunque de fachada sencilla, conserva elementos arquitectónicos interesantes: se exhiben cuatro columnas de retablo, la base de un púlpito y pinturas murales del siglo XVI. Los dos claustros principales son espacios amplios y serenos, rodeados por arquerías de piedra. Los jardines y patios que rodean el convento ofrecen un respiro dentro del bullicio de la ciudad. Es un museo con una historia invaluable, de esos lugares que, al menos una vez, todos deberíamos visitar.
Dirección: Morelos 10, Culhuacan, Iztapalapa
Página: FB Ex Convento de Culhuacán INAH


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