El corazón de la CDMX es el Centro Histórico, para recorrerlo por completo hacen falta varios días pues cada una de sus calles cuenta con hermosos rinconcitos que cautivan por su arquitectura, arte, entretenimiento, comida y más. Aunque es una parada obligada para turistas, los locales también tenemos mucho que descubrir de esta zona de la ciudad, así que prepárate para enamorarte de su arquitectura, gastronomía y alegría de sus calles. A continuación te compartimos 7 cosas que puedes hacer un fin de semana en el Centro Histórico.
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Visitar el MUNAL y tomarte fotos increíbles
El Museo Nacional de Arte se dedica a la conservación y difusión de obras producidas en México entre la segunda mitad del siglo XVI y la primera mitad del siglo XX, y es una de las paradas imperdibles en el Centro Histórico de la CDMX. Además, su edificio presume de una arquitectura ecléctica de estilo neoclásico y renacentista, por lo que no solo de aprenderás mucho sobre la historia del arte mexicano y sus exposiciones nacionales e internacionales, sino que podrás tomarte un par de fotos en uno de los lugares más bellos de la ciudad.
Conocer el recinto más importante de las artes en México: Bellas Artes
Una visita al primer museo de arte en México dedicado a exhibir objetos artísticos para su contemplación es un must en el Centro Histórico. El Museo del Palacio de Bellas Artes exhibe de forma permanente 17 obras murales de 7 artistas nacionales como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, ejecutadas entre 1928 y 1963. Además, ofrece actividades lúdicas y digitales, recitales y narraciones para conocer mejor estas obras y qué decir de sus exposiciones temporales, siempre valen mucho la pena.
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Subir al mirador de la Torre Latinoamericana al atardecer
La Torre Latino, como es conocida esta edificación de 1956 construida en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es un icono y tiene uno de los más increíbles miradores en la CDMX. Desde su piso 44 ofrece vistas asombrosas de nuestra gran ciudad (te recomendamos subir al atardecer y disfrutar de la golden hour). Además, el lugar alberga dos museos –Museo La Ciudad y la Torre a través de los siglos y el Museo Bicentenario–, los cuales son una visita obligada para los fanáticos de la arquitectura, el urbanismo y la historia de México.
Comer deli en alguno de sus restaurantes
Si de comer rico se trata, el Centro Histórico de la CDMX no sabe fallar. Esta zona que destaca por sus edificios de importante valor patrimonial ofrece también una amplia variedad de propuestas gastronómicas donde deleitarse con la herencia culinaria nacional. Lo mejor es que sea cual sea tu plan, estás cubierto… ya sea que tengas ganas de una comida al aire libre (prueba alguna de estas terrazas) o busques algo bueno, bonito y barato. Lo cierto es que uno de nuestros favoritos para comer en el centro es Azul Histórico por su gran cocina mexicana y el encantador edificio donde se encuentra.
Tomar un tour para conocer la historia de algunas de sus calles más populares
No importa si eres local o turista, un recorrido Hop On/Hop Off por las zonas más importantes dentro de la ciudad te hará disfrutar de una forma diferente. Ya sea que tomes el Circuito Centro Histórico del Turibus o el Rooftop Tour –que incluye la visita a varias terrazas, drinks y spots 100% instagrameables–, estamos seguros que tú y tus amigos o familia la pasarán increíble mientras disfrutan como turistas en su propia ciudad.
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Ir por un café o chocolate caliente a las cafeterías más tradicionales
Si tienes antojo de algo dulce, una buena taza de café o simplemente disfrutar el placer de no hacer nada, visitar algunas de las cafeterías con más historia y tradición en el Centro Histórico es el plan ideal. Tienda Mayordomo, Café de Tacuba o Churrería El Moro son espacios fundados desde el siglo pasado que han trascendido más allá de su propuesta. Todo buen mexicano sabe que una visita a esta zona de la ciudad no está completa sin una orden de churros bien chopeados en su delicioso chocolate caliente.
Descubrir las cantinas más icónicas del Centro
Las cantinas se encuentran entre los recintos más emblemáticos de México, un concepto originado durante mediados del siglo XIX en el que los tragos comenzaron a servirse sin consumo obligado de alimentos, usualmente dentro de establecimientos característicos por su atmósfera tradicional y de servicio casual. Actualmente, son pocas las cantinas que se mantienen enraizadas a esa herencia cultural mexicana, por lo que una parada en el Salón Tenampa, La Peninsular y La Ópera es imperdible en tu vuelta por el Centro Histórico de la CDMX.
